En el libro de A. S. Neill; "Hijos en libertad", el autor quiere responder, aclarar y puntualizar su idea de libertad. En la época que las ideas de Neill llegan a EEUU son acogidas y puestas en práctica con algunos problemas colaterales. En este libro Neill matiza las actuaciónes para la educación en libertad.
En esta entrada y otra que titularé TROCITO DE "HIJOS EN LIBERTAD", os dejaré una cuestión planteada a Neill por algún padre.
"¿Por qué dice que una de las características necesarias para el maestro es el sentido del humor?
El niño interpreta el humor como cordialidad, falta de ponpa y falta de miedo; significa afecto por parte del adulto. Los niños en edad escolar no están habituados a los maestros que hacen ostentación de humor. Cuando le pregunto a un alumno nuevo, de 10 años: "Estoy buscando a Neill. ¿Sabes dónde está?", me mira como si estuviera loco. Hice la prueba con una niña de 11 que llevaba 3 años con nosotros. "no sé -dijo indiferente- hace un par de minutos dobló por esa esquina.
En la educación del niño casi no interviene el humor, un don inapreciable. Dígale a un estudiante que un polígono es un loro muerto y es muy probable que nunca olvide el término.
Los niños pequeños tienen más sentido del chiste que del humor. Pregúntele a una chica de 10 años cuántos pies hay en una yarda(yard). Se lo dirá. Pregúntele luego cuántos pies hay en Scontland Yard y es posible que se quede mirándol en silencio. Uno de mis alumnos, acostumbrado a las chanzas, respondió inmediatamente. "Depende de la cantidad de policias y dactilógrafas que haya en el edificio."
El humor denota igualdad. Se lo excluye premeditadamente del aula porque es un elemento nivelador. El humor liquidaría el respeto que exige el maestro porque su risa, mezclada con la de los alumnos, lo haría demasiado humano.
He tenido muchos maestros que nunca criticaban a un niño por temor a hacerse impopulares. Terminaban perdiendo su popularidad. Los niños no se dejan engañar por las simulaciones y desprecian a los simuladores. Moraleja: el amor jamás se compra.
Los mejores maestros son aquellos que se ríen con sus alumnos. Los peores son aquellos que se ríen de sus alumnos. Todos conocemos al maestro sádico que azuza a los niños para que se rían de uno de sus compañeros. Imaginen hasta qué punto se siente atormentada la víctima.
Me pregunto por qué el humor inspira desconfianza en tantas esferas de la vida. Dicen que el difunto Adlai Stenvenson no consiguió llegar a la presidencia de los EStados Unidos porque era demasiado proclive a hacer chistes. Sospecho que todos los primeros ministros británicos estudian sus discursos con lupa para que nadie los acuse de ser tipos divertidos.
Cuando trabajaba como periodista de Fleet Street, me enviaron a reportear a George Robey, un comediante que me había hecho reír muchas veces desde el escenario. Pero cuando lo entrevisté personalmente comprobé que munca en mi vida habia conocido a un hombre más solemne y pesimista. ¡Qué sorpresa!
Lo que me recuerda la vieja historia del pobre hombre que fue a consultar al psiquiatra sobre su pesimismo.
El médico le palmeó la espalda.
-Usted necesita que alguien le levante el ánimo-dijo-. Vaya a ver al gran cómoco Garrick.
-¡Ay! -suspiró el paciente-. ¡ Yo soy Garrick!
Un maestro sin sentido del humor es peligroso, porque el humor es una válvula de escape. Si un hombre no es capaz de reírse de sí mismo es un muerto en vida. Alguien escribió alguna vez que la mayoría de los hombre mueren a los 40 años pero que no los entierran hasta los 70. Debía de referirse a los individuos desprovistos de humor.
En la Biblia no hay una risa. Tampoco la hay en los textos escolares. A los niños les resultaría mucho más saludable ver The Great Dictator (El gran dictador) de Carlitos Chaplin que leer un libro de historia sobre Hitler y Mussolini."
